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LOS SARMS Y TU EJE HORMONAL

Los sarms y tu eje hormonal
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INTRODUCCIÓN

Durante la última década la escena de los deportes de fuerza y estética, en su incesante búsqueda de esa fórmula mágica que les haga ponerse fuertes sin efectos secundarios, ha centrado su atención en los SARMs.

La vaga regulación sobre la materia, la publicidad engañosa por parte de los vendedores, la conveniencia de su biodisponibilidad oral y el abrumador desconocimiento de los consumidores ha configurado los SARMs como la opción predilecta de adolescentes y novatos, pensando que les dará grandes beneficios sin riesgo alguno.

El principal mito o concepción errónea sobre estos compuestos es que no tienen impacto negativo en el eje hormonal y que, por ello, no necesitan de una terapia post ciclo. Hoy te voy a explicar cómo funciona el eje hormonal y porqué esta popular creencia es una sandez.

QUÉ SON LOS SARMS

Los Moduladores Selectivos del Receptor Androgénico (SARMs) son moléculas que, sin tener una estructura química esteroidea (los 4 anillos que hemos visto en los artículos anteriores) crean ligandos con el receptor de andrógenos consiguiendo efectos sobre la masa muscular similares a los de los esteroides convencionales.

Aunque se vendan como algo súper novedoso, se desarrollaron en la segunda mitad del S. XX tratando de lograr los efectos positivos de la testosterona y sus derivados pero de manera muy selectiva sobre el tejido musculo-esquelético y sin los efectos virilizantes propios de los andrógenos. En esencia su mecanismo de acción es idéntico al que hemos visto en el artículo sobre “Cómo funcionan los esteroides”.

Imagen 1. Mecanismo de acción del SARM sobre la célula del musculo esquelético. “Solomon, Z. J., Mirabal, J. R., Mazur, D. J., Kohn, T. P., Lipshultz, L. I., & Pastuszak, A. W. (2019). Selective Androgen Receptor Modulators: Current Knowledge and Clinical Applications. Sexual medicine reviews.”

CÓMO FUNCIONA EL EJE HORMONAL

Vamos a ver, de la manera más sencilla posible, cómo produce los andrógenos tu cuerpo. Nuestros protagonistas van a ser: el hipotálamo, la pituitaria (o hipófisis) y las gónadas (testículos u ovarios).

Todo comienza con el hipotálamo segregando hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) que le da la señal a la pituitaria de producir gonadotropinas, estás son la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH). Estas hormonas estimulan entonces la producción de hormonas sexuales en las gónadas. Concretamente, en hombres la LH induce la producción de testosterona en las células de Leydig, presentes en los testículos.

La clave esta en que esta cascada, el eje hipotálamo-hipófisis-gonadal (HPG) se controla mediante un mecanismo de retroalimentación negativa en el que los niveles elevados de esteroides endógenos, incluyendo andrógenos estrógenos y progestágenos, así como los esteroides exógenos (o sustancias que interactúen con el receptor de andrógenos como los SARMs), envían señales al hipotálamo y/o la hipófisis anterior para disminuir la liberación y captación de GnRH y, consecuentemente, disminuir la LH y producción de testosterona.

Imagen 2. Representación gráfica del sistema de retroalimentación negativa de los andrógenos sobre el eje hipotalámico hipofisario gonadal. Elaboración propia.

SUPRESIÓN DE LA TESTOSTERONA

El uso de cualquier andrógeno exógeno, o de SARMs, va a producir una supresión de tu producción natural de testosterona por dos vías.

  • Interacción con el receptor de andrógenos del hipotálamo y pituitaria: Como se ha explicado, este eje funciona por retroalimentación negativa, es decir, mientras haya una cantidad suficiente (o excesiva) de andrógenos en sangre, estás glándulas entienden que no tienen que seguir produciendo más, por ello vas suprimiendo progresivamente el eje.
  • Daño directo en las células de Leydig: la mera activación del receptor de andrógenos mediada por niveles suprafisiológicos de estas sustancias produce la apoptosis de estas células y la consecuente atrofia testicular. Cuanto más tiempo y cantidad uses estas sustancias mayor será el daño acumulado. Esto explica porqué, aunque logres que el eje recupere su funcionalidad al interrumpir el uso de estas sustancias, nunca recuperes tus niveles de producción de testosterona de cuando eras natural.

Si bien no es el objeto de este artículo, nunca esta de más recordar que es una terapia post ciclo (PCT) y cual es su finalidad. El PCT es un tratamiento farmacológico destinado a atenuar esta fluctuación hormonal que se produce cuando cesas el uso de hormonas, pero tu eje sigue suprimido. Se consigue elevando artificialmente tus hormonas a niveles normales mientras tu cuerpo trata de ser capaz de hacerlo por sí mismo. Así que no, el PCT no te “cura” per se, no se usa para recuperar ni hay ningún fármaco que haga esto. Que te recuperes, o no, finalmente está fuera de tu control y se verá condicionado por factores como tu genética, edad, qué has usado y por cuanto tiempo.

QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS

Lo cierto es que en los ensayos clínicos se ha demostrado que los SARMs funcionan bastante bien, observándose modestas ganancias de masa magra con muy poca actividad androgénica, pero de ahí a pensar que no tienen efectos secundarios, hay un mundo.

Se ha apreciado que todos los SARMs producen un aumento de las enzimas hepáticas, por daño oxidativo causado sobre el hígado, y grandes alteraciones en el perfil de lípidos, como los esteroides orales, pero hoy vamos a centrarnos en su impacto sobre la testosterona.

Los SARMs han demostrado suprimir la LH y FSH a través del eje hipotálamo-hipófisis-testículo, disminuyendo así la testosterona de forma dependiente de la dosis.

Imagen 3. Cambios en los niveles hormonales tras el uso de distintas dosis de Ostarine. “Dalton, J. T., Barnette, K. G., Bohl, C. E., Hancock, M. L., Rodriguez, D., Dodson, S. T., Morton, R. A., & Steiner, M. S. (2011). The selective androgen receptor modulator GTx-024 (enobosarm) improves lean body mass and physical function in healthy elderly men and postmenopausal women: results of a double-blind, placebo-controlled phase II trial”

Los compuestos más estudiados en humanos han sido el Ostarine y el Ligandrol, donde se pudo apreciar supresión de la testosterona desde el primer miligramo. No obstante, la supresión tampoco fue comparable a la que solemos ver en atletas que usan esteroides. ¿Dónde esta el problema entonces?

En los estudios, como es lógico se utilizan dosis terapéuticas, que van desde 0,1mg a 3mg, o durante un periodo relativamente corto de tiempo. En la vida real, los usuarios de SARMs que quieren aumentar su masa muscular o rendimiento usan dosis enormemente superiores, como poco 10mg día. En consecuencia, la selectividad sobre tejidos del SARM se esfuma y los efectos nocivos sobre nuestra salud y testosterona, que son absolutamente dependientes de la dosis empleada, se disparan.

Espero que este artículo te haya ayudado a comprender como funciona tu producción de testosterona y que los SARMs no son una alternativa segura a los esteroides tradicionales, porque esto, no existe.

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