Disfunciones de Suelo Pélvico (Parte 2)

Disfunciones suelo pélvico 2

HABLEMOS DE DISFUNCIONES DE SUELO PÉLVICO SIN VERGÜENZA

Hablemos sin tapujos, sin vergüenzas, sin tabúes. Con este artículo no solo pretendo enseñaros las disfunciones de suelo pélvico más habituales, sino dar visibilidad, dar poder, a todas las mujeres que sufren disfunciones de suelo pélvico.

¡No estáis solas! ¡Nunca os conforméis!

El suelo pélvico es una zona más, y aunque normalmente esté tapada, eso no quiere decir que tengamos que ocultar también con las palabras.

En el post anterior (léelo antes de continuar) vimos la anatomía y funcionalidad del suelo pélvico femenino. Hoy vamos a tratar los posibles trastornos que pueden afectarlo para así poder entenderlos mejor.

Cuando hablamos de disfunción de suelo pélvico, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente?

Probablemente sea la incontinencia urinaria, pero has de saber que hay muchas más.

¿Y qué tiene que ver esto en el mundo del powerlifting? ¡Bastante más de lo que pesamos!

La epidemiología de disfunciones de suelo pélvico en deportistas de fuerza es muy alta, sobretodo en mujeres.

Dentro de las disfunciones de suelo pélvico se incluyen incontinencia urinaria y fecal, prolapso de vísceras pélvicas, disfunciones sexuales, disfunciones defecatorias, alteraciones en el vaciado urinario, síndromes de dolor crónico…

Podemos encontrar más de una a la vez, por la proximidad y la íntima relación que hay entre unas y otras.

Pueden dividirse en:

  • Trastornos pasivos: debilidad de la musculatura del suelo pélvico, falta de co-activación (incontinencia, prolapsos).
  • Trastornos activos: sobreactivación o hipertonía del suelo pélvico (dispareunia, disuria, etc.).

Ambos tipos trastornos dan una sintomatología estrechamente relacionada con disfunción miccional, anorrectal y sexual.

Todas reducen la calidad de vida de las personas que lo sufren y tienen gran impacto psicológico y social.

Incontinencia urinaria (iu)

Según la International Continence Society (ICS), se define como “la pérdida involuntaria de orina que genera un problema higiénico o social”.

Como factores de riesgo podemos destacar la obesidad, embarazo y parto, deportes de impacto e hiperpresivos, estreñimiento, patologías respiratorias que impliquen tos crónica, sistema hormonal, y una falta de conciencia y control motor de la musculatura del suelo pélvico.

Existen diferentes tipos de IU: de esfuerzo, de urgencia y mixta. La incontinencia de esfuerzo es la más prevalente en la mujer deportista. Y hablo de mujeres porque en ellas hay más incidencia de IU debido a que tienen un hiato más que los hombres (vagina), y por ello pierden más estabilización.

En el ámbito del deporte hay diferentes “corrientes”, pues hay mujeres a las que les supone un gran impacto sobre su imagen corporal, para otras mujeres una normalidad, y para otras una llamada de atención, de “eh, algo no va bien”.

Profundizaremos mucho más en el próximo artículo dedicado exclusivamente a esta frecuente disfunción en mujeres powerlifters.

Incontinencia anal

Pérdida parcial o total de la capacidad para controlar voluntariamente de gases o heces. Los posibles mecanismos son una lesión o debilidad muscular, una neuropatía o un trastorno intestinal, o una combinación de varios.

Es frecuente su coexistencia con la incontinencia urinaria. Socialmente supone un verdadero impacto, y llega a causar aislamiento social por evitar el escape en una situación inadecuada.

Aunque que para muchos powerlifters que se nos escape un pedo sea algo muy normal durante un peso muerto, el tener un escape en medio de una reunión de trabajo, por ejemplo, no es para nada agradable.

Normalmente cuanto mayor es la gravedad de los síntomas, mayor es la repercusión sobre la calidad de vida.

Esta disfunción está tan presente en mujeres como en hombres.

Prolapsos

Descenso o herniación de los órganos pélvicos en el interior del canal vaginal debido a la pérdida o debilidad en el soporte de las estructuras que lo sostienen.

Según el órgano que descienda se le llama de diferentes maneras: enterocele (asas intestinales), historecele (útero), uretrocele (uretra), proctocele-rectocele (recto), cistocele (vejiga), colpocele (pared vaginal), que puede ser anterior o posterior. También pueden ser mixtos.

Puede contribuir a la aparición de disfunciones vesicales, intestinales y sexuales, por lo que se asocia a un deterioro de la calidad de vida.

La debilidad del suelo pélvico aumenta el riesgo de prolapsos y también puede ser una consecuencia de la IU.

Las mujeres suelen decir que notan un bulto o un peso que antes no estaba.

Dolor Pélvico Crónico

Es la presencia de dolor en la región de la pelvis durante al menos seis meses. Puede afectar tanto a hombres como a mujeres. Puede ser continuo o intermitente, agudo a modo calambre o diseminado.

Según la SEGO un 15% de las mujeres en edad reproductiva presentan dolor pélvico crónico, y refieren “la presencia de dolor continuo no resuelto y persistente en hemiabdomen inferior, periné, vagina, uretra región vulvar y anal, con o sin relación con el coito, asociado o no a otros síntomas sugestivos de disfunción de suelo pélvico, y que afectan a su calidad de vida”.

Dispareunia y Vestibulodinia/Vaginismo

La dispareunia es el dolor, superficial y/o profundo, en la zona vaginal y perineal, durante o inmediatamente después de la penetración. Las causas son múltiples.

La vestibulodinia, más conocida como vaginismo, es la hiperactividad involuntaria de la musculatura del suelo pélvico que imposibilita la penetración o introducción de un dedo, una copa menstrual, un juguete sexual, etc… en la vagina.

Anorgasmia

Dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo. Diferentes orígenes: hipotonía del suelo pélvico, falta de propiocepción, falta de excitación, barreras psicológicas, traumas psicológicos…

Pero esto no acaba aquí, hay muchas más disfunciones de suelo pélvico: fisuras anales, anismo, alteraciones en el vaciado urinario o fecal, estreñimiento…

¿ES PEOR EL DOLOR O LOS SENTIMIENTOS QUE ESTÁS DISFUNCIONES GENERAN?

En una cara de la moneda se encuentra el dolor, en la otra cara se encuentra la resignación, la vergüenza, el silencio, la frustración, el miedo, la desconfianza

Nadie debería estar en guerra con su cuerpo.

Hay gran cantidad de mujeres que sufren dolor invisibilizadas que necesitan voz. Y la normalización del dolor, la violencia que se sufre en muchas consultas, la yatrogenia de las palabras, retroalimentan esa moneda.

Causan en las pacientes una pérdida de confianza, bajada de autoestima, conformismo… En muchas ocasiones se normaliza la situación y se aprende a vivir con ello. Y no es justo.

Todas las mujeres tienen derecho a disponer de toda la información, a decidir qué deporte hacen, a disfrutar de su sexualidad, a vivir sin dolor, a sobrellevar las secuelas y a tener calidad de vida.

No olvides, “tu dolor es real” (Sorensen J, 2018).

Y termino este artículo con una frase de Marie Curie “Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el momento de comprender más, para temer menos”.

Para todas esas mujeres que alguna vez se han sentido incomprendidas o sin voz.

Imagen de @muhammedsalah_

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